15ª versión

umbral

15ª Bienal de Artes Mediales de Santiago

miaau, museo intangible de artes audiovisuales

Tiempo aproximado de lectura: 11 minutos, 22 segundos

Un umbral marca un límite, por ejemplo el adentro y el afuera de nuestra casa, de nuestrxs cuerpxs, las distintas fronteras que habitamos. Un elemento poroso que a la vez une y separa mundos. Las múltiples nociones de realidad en las que coexistimos se entrelazan por umbrales que nos permiten entrar y salir, habitar otrxs cuerpxs, espacios y temporalidades. A veces el umbral es tan difuso que perdemos de vista su forma y nos diluimos entre distintos territorios y lógicas. Perdemos de vista las fronteras y habitamos múltiples mundos que se funden unxs con otrxs. Nos confundimos en distintos estados de conciencia, temporalidades y modos de percepción. Pareciera que lentamente nos despertamos de un largo sueño y siguiéramos en un estado letárgico y confuso en el que no se distingue muy bien donde estamos. Quizás porque nunca despertamos realmente. Quizás porque estamos en demasiadas partes al mismo tiempo. Nos fragmentamos.

¿Y qué pasa si en vez de fragmentarnos aprendemos a habitar en múltiples lugares simultáneamente? 

Aprendemos a ser en movimiento y así poder entrar y salir fluidamente por puertas que constantemente cambian de forma, posición y significado.

Las cosas florecen en una mezcolanza entre distintas nociones y capas de realidad. Una especie de humus entre cotidianidad, URLs, IRLs, mundos surreales, temporalidades, avatares, memes, lo físico, lo digital, lo real, el dolor de espalda, lo inmaterial, la magia, el deseo, lo más-que-humanx, la vida, el pasado, la fantasía, lo desconocido, la cibernética, lo nuevo, lo antiguo, lo mineral, lo orgánico, la muerte, la ficción, los incendios, lo olvidado, el futuro, lo oculto, el delirio, los miedos, lo proyectado, las risas, el presente, lo recordado.

¿Qué podemos aprender si nos entregamos al humus y aceptamos que la falta de nitidez y distinción pueden ser lugares mucho más fértiles que la ilusión de una claridad única, objetiva y estéril?

Quizás una manera de responder y actuar frente a las tantas crisis, emergencias y múltiples revoluciones que nos envuelven, consumen y activan, sería tratar de aceptar y encuerpar la desorientación como un lugar de empoderamiento para recalibrar nuestros sentidos, sistemas, cuerpxs e intuiciones desde ahí.

Una mini revolución en protesta a la búsqueda del “norte” o de una claridad estática y de límites rígidos.

Podemos construir con la desorientación nuestra brújula, una brújula que no apunta al norte porque eso no es lo que estamos buscando.

Como una nube

Un hito que no es hito

Un punto de referencia en movimiento

Una nube también es un umbral

En su forma atmosférica y digital

Un espacio de proyección y navegación

Hay quienes saben leer las nubes y así anticipar o entender sucesos y fenómenos de los sistemas de los cuales somos parte. Algunxs encuentran en las nubes un reflejo de sí mismxs, como si fuera un espejo. Un espejo también es un umbral.

El umbral, el espejo, la nube, son todas fronteras que nos contienen y dan forma.

Una nube es un sistema nómada y en transición que nace probablemente del océano y viaja por la atmósfera guiada por fluctuaciones de presión y radiación, sin necesidad de pedir permiso para pasar por aduanas y otrxs bordes arbitrarios.

Una nube probablemente nace del océano, el mismo océano que está atravesado por ductos y cables que mueven datos y conectan granjas de servidores que se tragan el agua para apaciguar la sed de una nube que no es nube, pero que nos seduce con su intangible promesa de libertad, pero en vez de liberarnos, nos somete a sus reglas de hiperconectividad, consumo, control y poder.

Nos confundimos y terminamos rindiendo tributo a señales y códigos, a 0s y 1s. Nos disolvemos en información, habitando una máquina que distorsiona el tiempo, olvidando nuestrxs cuerpxs, y lxs dejamos esperando en la otra realidad, esa donde unx a veces se enferma y las lágrimas son saladas.

Nos convertimos en cuerpx sin órganos, tenemos bocas pero no podemos gritar.

Quizás seguimos durmiendo.

Esa drástica fragmentación que implica el pasar de un umbral a otro nos tiene mareados. Quizás acá estaría bueno poner una alarma y despertar. Necesitamos un cable a tierra para acordarnos de que a pesar de surfear lejos por 0s y 1s, seguimos adorando el aire que respiramos y que si los distintos tipos de nubes son espejos de nosotrxs mismxs, deberíamos dejar de vivir obsesionados con el control y así quizás ella -y los que la controlan- nos dejan de controlar de vuelta. Quizás si somos escurridizos, como una nube o el agua que la conforma y aprendemos a habitar multidimensionalmente ya no habría mucho que controlar. Nos diluimos en el aire, no para desaparecer, si no que para aparecer en múltiples formas.

En vez de vivir fragmentadxs y en constante pugna con la realidad y nuestras identidades, podríamos explorar la fragmentación como oportunidad. Vivimos entre umbrales, habitamos la frontera, no somos ni de aquí ni de allá, pero en vez de no ser de ninguna parte, podemos elegir ser fluidamente de muchas, quizás podemos aprender a ver “con ojos de serpiente y aguila” como propone Gloria Anzaldúa. Quizás podemos pensar en modelos o maquetas para explorar maneras de habitar umbrales en movimiento y así no tener que fragmentarnos tanto a medida que vamos de umbral a umbral. Podemos imaginar estrategias para navegar más fluidamente la confusa realidad que se diluye entre nuestros dedos. Para eso tenemos que trabajar en nuestra propia plasticidad y aprender del agua que se convierte en nube, vivir en una constante transición de fase a fase.

Los modelos sirven para proponer y dar forma, para maquetear y comunicar ideas, son instrumentos para pensar al hacer. De esta manera, como una colección de modelos, esta muestra reúne y pone en diálogo el trabajo de artistas que viven entre mundos y exploran espacios multidimensionales de cuidado, multiplicidades fractálicas, coexistencia e interdependencia más-que-humanas, donde la imaginación y especulación son herramientas políticas que reescriben la historia desde otros registros perceptuales y temporales.

La muestra intangible propone un lugar de acción y poética que rearticula nuestra relación con otrxs, incluyendo otrxs tipos de inteligencias y el colectivizar fuera del cerebro humanx, escuchando con respeto y aprendiendo de saberes ocultos y resilientes, modelos donde los sueños son semillas y estómagos a la vez y hay rituales vibracionales que alteran como absorbemos el mundo del que somos parte.

Por Nicole L’Huillier

Obras en exhibición en miaau, museo intangible de artes audiovisuales

Participantes