15ª versión

umbral

15ª Bienal de Artes Mediales de Santiago

Canción para dormir a une niñe

Tiempo aproximado de lectura: 4 minutos, 31 segundos

La video performance Canción para dormir a une niñe nos presenta en un comienzo el cuerpo desnudo de la artista recostado en la tierra, en posición de dormir. Al mismo tiempo, escuchamos una voz femenina cantar en mapudungun, idioma mapuche:

“Gumayta puñén may, gumayta puñén may kupage guru may, kupage guru may xa pita puñén may, xa pita puñén may amutugué guru may, xa pita puñén may amutugué guru may kupaytá guru may, amutugué guru may umutugué puñén may, xa pita puñén may, xa pita puñén may, xa pita puñén may”.

(“Lloran los niños, lloran los niños, vinieron los zorros, vinieron los niños tuvieron miedo váyanse zorros, váyanse los niños tuvieron miedo duerma, niño, duerma el zorro ya se vá”).

El encuadre se acerca a un rostro dormido, respirando. Luego se desplaza al pubis, zona donde se devela una línea roja y es posible percibir los micro movimientos del cuerpo a través del primer plano del tatuaje rojo. Finalmente, la cámara vuelve a alejarse, mostrando el cuerpo de la artista quien continúa durmiendo tendida en el piso.

A través del uso de su propio cuerpo, el canto y el tatuaje como materialidades, Paula Baeza Pailamilla compone un espacio ritual íntimo para hablar de la marca histórica, comprendiendo la herida colonial como una que ha dejado imborrables marcas no solo en nuestra memoria, sino también en nuestros cuerpos y pieles. De esta manera, Canción para dormir a une niñe hace referencia, a través del canto y de la marcación del cuerpo, a la brutalidad a la que las mujeres indígenas fueron sometidas en la colonización con distintos tipos de violencia. Específicamente, en relación al intento de exterminio a través de la violencia reproductiva, como la rasgadura de vientres, el asesinato de la descendencia y el mestizaje forzoso. Cabe señalar que en la obra, el cuerpo de la artista es el que ha sido marcado a través de un tatuaje rojo, el cual traza esa herida a la vez que la deja eternizada en la piel como un símbolo de memoria. Un canto que como melodía de conexión entre cuerpo e historia oral es también una canción de ternura y contención para calmar a les niñes en contraposición a la violencia. La obra fue realizada en formato performance por primera vez en Galvez Inc. (Valparaíso, 2016) durante el lanzamiento del fanzine del colectivo feminista Las Otras.


COLABORADORES

Aldir Polymeris
Cristian Jara

Agradecimientos

Aldir Polymeris
Cristian Jara