15ª BIENAL DE ARTES MEDIALES DE SANTIAGO
Transcripciones de suelo y aire en una falla se compone de dos intervenciones emplazadas en la parte inclinada del cerro Calán con amplia vista al norte y oeste del valle de Santiago, permitiendo la observación del paisaje, la naturaleza, los cambios climáticos y la rememoración de las conformaciones geológicas de la Tierra.
La primera obra, titulada Observadora de ondas, consiste en dos estructuras de madera —embobinadas—, que se pueden recorrer y observar desde distintos puntos, obteniendo combinaciones geométricas que se integran con el paisaje. Al interior de cada estructura se dibuja un triángulo con alambre de cable esmaltado que, asociados a los símbolos alquímicos del fuego y del agua, forman una antena que captura las frecuencias electromagnéticas en el aire. Este campo electromagnético se traduce en señales audibles que quien visita puede escuchar de manera íntima con audífonos, mientras enfrenta el paisaje.
La segunda pieza, Que los trazos de agua se activen, fue concebida como un conjuro para que el agua emerja y brote desde el interior de la tierra. La intervención consiste en una acción de siembra de agua, que toma como referencia un acto perteneciente a la tradición cultural de campesinos locales. Un acto que se materializa procesualmente para que, al menos en un año, comience a emerger agua para el bosque.