15ª versión

umbral

15ª Bienal de Artes Mediales de Santiago

Momento 2: Cerro Huelén (invitado David Aniñir)

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El gestor cultural y poeta David Aniñir Guilitraro, se ha destacado por su contribución a la reflexión cultural mapuche contemporánea a través de acciones poéticas que promueven la identidad. En este registro nos acompaña en una caminata por el cerro Huelén del centro de Santiago.

Tras la experiencia, escribió el siguiente texto:

«El no espacio, no tiempo, el vacío; un casi miramiento etéreo al pewma (sueño).

La vibración del cerro, la sonoridad de la ola viva aún lejos del mar. El alma del planeta contorsionado, da cuenta que le duele el cuerpo antes de morir. Todo un paraje de temporalidades habitadas, desconocidas en ocasiones, y a veces a una somera capa de distancia tras el halo del sueño.

Éter; desde el vacío a la fisura elemental del tiempo.    

Elemento. Tierra, fuego, agua, aire y Éter (newen). El vínculo con el cosmos y las energías del universo con su propia música y banda sonora.

El flujo de la energía cósmica. Existe la convicción en todas las culturas de gente que nace o se hace de poder espiritual, Chaman o Machi, en todos los pueblos de la tierra a lo largo de la historia. Yo creo que ellxs viajan a ese lugar, pa´ allá se pegan el pique, al espacio etéreo, cuando entran en trance. 

No es ese vacío material o desolador por más que refleje metáforas de este reality, el vacío social. La carencia del elemento adicional, el vacío de la pérdida, el derrotero. ¿Hay energía o hay vacío?

También creo que los seres humanos, comunes y corrientes, experimentan algo similar con la energía fundida en el pewma  e  invita cada noche (casi la mitad de la vida) a sobrevolar las llanuras, montañas, mares y océanos con seres extraños. Hablando en lengua y divisando fronteras absurdas instaladas en el mundo habitado. El pewma, y así lo siento, sería como la válvula de entrada a ese umbral, al cual queremos tener una aproximación mediante lo vamos descubriendo. Por cierto, esta es una afirmación completamente deliberada.

El lugar etéreo, dimensión insoslayable, espacio onírico donde tiempo y espacio se desatan sin punto fijo. La antesala de la otra tierra habitable. 

Cielo en mapudugun es Wenu mapu, es decir la tierra de allá arriba. Allá arriba habitan  espíritus, lo afirman todas las creencias de los pueblos. Dimensión del mundo invisible donde convergen espíritus antiguos y entidades sobrenaturales. 

Me imagino  el espacio al que acceden esas personas de poder en los pueblos originarios, intérpretes exclusivos de ese plano rasgando vestiduras a la memoria de las piedras.

Explorar el vacío ante el portal del pewma implica relevar un concepto fundamental para el mundo mapuche,  conector de este vacío físico. Así lo percibo, como el portal de ese otro mundo, el Umbral cero, si queremos  dialogar con la propuesta estética que se quiere representar: la dimensión etérea como escenario de la fuerza y el espíritu.  

Sistema de creencias o cosmovisión le dirá el rigor académico al activismo ceremonioso que realizan los pueblos originarios para rogar a esa energía (¿éter?) , agradecer, pedir lluvias o realizar acciones de sanación.

Esquizofrenia severa diagnosticó la medicina a los indígenas que llegaron a habitar las ciudades, muchos de ellos terminaron sus días internados en el servicio psiquiátrico de Av. La Paz. 

A Santiago y otras ciudades de amplio desarrollo económico e industrial del Chile emergente se desplazó una importante población mapuche,  a mediados del siglo pasado. Tras de sí se moviliza también toda su impronta cultural que le asigna un ser descartable  para la escena pública. Negación del otro. Anulación arbitraria de la voz. Racismo recalcitrante. 

Discriminación del sentido más profundo del ser;  su espíritu, Su Eterno espíritu latente en el pewma».