15ª BIENAL DE ARTES MEDIALES DE SANTIAGO
Escenas de la vida cotidiana (en espacios no comunes) simboliza el paso del tiempo de la vida humana. Mediante diálogos internos los personajes van construyendo su propio universo plagado de aciertos y desaciertos. Se sumergen en la lectura de sus vidas, conviven consigo mismos aislados de todo exterior que los pueda modificar de esas fracciones de segundo, que permanentemente los dejan suspendidos en sus que haceres, en sus acciones, en sus deseos y necesidades.
Vagando en un mundo cuasi abandonado por una era, rehabitado o impuesto por nuevas tecnologías van los humanos viviendo. Espacios comunes como casas, paradas de micro, cualquier lugar como un hogar sencillo (disociaciones del espacio temporal).
Todo este mundo, esta ficción convive con la religión del día a día como estamos acostumbrados a verlo. Solo que ellos lo saben y en su universo interno proyectan esta sensación de velocidad suspendida en el tiempo, donde los espacios comunes y conocidos pierdan valor e identidad. Como una búsqueda de un nuevo habita sea por necesidad o por falta de raciocinio humano.
Conservan el valor estas imágenes de lo que es estar “perdiendo el tiempo y no perderlo”. Así, configuran esta serie de paradojas que nos revelan que ahí donde esta lo oculto solemos dejar de buscar y en cambio nos refugiamos en un estándar de vida autorizado por la sociedad y sus obscenidades.