Durante un viaje en barco desde Buenos Aires a Francia, el abuelo de Agustina FIoretti es invitado a representar a Neptuno en un ritual iniciático al cruzar el ecuador. El proyecto propone reconstruir la historia de este ritual de iniciación.

Desde comienzos del siglo XVI, quienes navegaban por un territorio desconocido prometían al mar o a sus dioses realizar un sacrificio, una suerte de ofrenda a cambio de un viaje seguro. Aquellos tripulantes que no habían cruzado anteriormente la línea del Ecuador eran iniciados en un ritual donde encomendaban su vida al Rey (ó Padre) Neptuno. Durante la tortuosa ceremonia, los no iniciados eran sometidos a una transformación radical bajo la subordinación y dominio de quienes ya habían cruzado el Ecuador. El cuerpo de los neófitos era violentado a través del ritual de pasaje, reservado solamente para los hombres. Estos perdían durante el proceso sus atributos masculinos, eran transformados en mujeres (quienes ocupaban el lugar de la debilidad) mientras eran sometidos a golpes y distintos tipos de vejaciones. Una bandera con calaveras y huesos anunciaba la toma del barco por parte del Rey Neptuno, quien daba comienzo al bautismo acompañado por su corte.