Clemencia de Gonzalo Miralles fue una muestra que conjugó desechos industriales, manos de porcelana reutilizadas y la proyección de videoarte, proponiendo una experiencia que buscaba visibilizar la desconexión entre los privilegios y la marginalidad. Se trataba de un trabajo “site specific”, donde Clemencia se apoderaba del antiguo convento de las monjas carmelitas. 

En el marco de la 15 Bienal de Artes Mediales de Santiago, la instalación acogió a miles manos de porcelana reutilizadas de una fábrica de guantes quirúrgicos, que simbolizando la injusticia y discriminación del sistema social hacia las personas privadas de libertad. Esta obra establecía una fuerte conexión con la carga religiosa del ex convento, vinculada específicamente con la tradición cristiana del Via Crucis. A través de catorce figuras de yeso, el artista plasmaba cifras sobre la realidad del sistema carcelario, como «9 de 10 personas privadas de libertad provienen del quintil más pobre del país”; haciendo una paradoja con las 14 imágenes de la pasión vividas por Jesús desde su arresto hasta su crucifixión.

El interés de Miralles por esta problemática social nace en la Oficina de Defensa Penal de la Corporación de Asistencia Judicial, experiencia que le permitió conocer la realidad de las cárceles chilenas. Así, a través de un gesto artístico, hace un llamado a la sociedad a empatizar con los privados de libertad y potenciar su capacidad de superación.