La acción de Alejandra Coz toma como punto de partida un liquidambar plantado por Lotty Rosenfeld, su madre, cuya vitalidad se perdió poco tiempo después de la muerte de la artista en 2020. Tras la tala del árbol, comenzó a agrupar su corteza, troncos y frutos en forma de ramos, con el fin de enviarlos como artefactos aeropostales, junto a un poema de su autoría que refería a los lugares donde su madre realizó sus acciones de arte. Coz decidió realizar este gesto como un ritual de cicatrización del duelo, a través del proceso de tejer, envolver y amarrar cada ramo con hilo de algodón rojo y retazos de terciopelo que pertenecían a Rosenfeld. 

Concebida como una obra en construcción permanente, la acción involucró finalmente la utilización del árbol completo, el que ahora se nos presenta repartido en el espacio desde una serie de ramilletes, y también sobre un fieltro de grandes dimensiones en el que los pequeños troncos escriben la frase del poemario La Jabalina: «cicatrizar es un proceso biológico». En esta ocasión, el “es” ha sido eliminado para dejar de lado la sentencia como definición y, en cambio, enfatizar el trabajo y proceso de la cicatrización en torno al duelo. La acción performática de la escritura fue realizada a los pies del árbol talado, y registrado en un plano fijo por el cineasta Felipe Ríos, video que se presenta sobre un plinto al costado de la sala.

Colaboradores:
Agradecimientos a Felipe Ríos