Con su exposición "Cantarino" en el Centro Cultural Montecarmelo, la artista presenta una serie de cerámicas, reinterpretando la tradición andina de botellas silbadoras.
Presente en el espacio satélite Centro Cultural Montecarmelo con su muestra «Cantarino», la antropóloga y artista Francisca Gili reinterpreta la tradición andina de las botellas silbadoras prehispánicas, exhibiendo una serie de cerámicas que abren la reflexión de entender la alfarería y sus sonidos desde el pensamiento amerindio.
La propuesta de Gili entabla un diálogo abierto entre la artesanía y soportes contemporáneos, como la performance, el videoarte, las intervenciones de sitio-específico y las instalaciones inversivas, permitiendo que los sonidos y texturas de las cerámicas se visualicen y perciban desde prismas actuales.
Para adentrarnos en su propuesta, la antropóloga, participante de la agrupación musical La Chimuchina, respondió el Cuestionario Umbral a continuación:
1. ¿Qué artefacto, lugar o elemento reconoces como un umbral? ¿Por qué?
Me gusta imaginar que el Umbral es un espacio de transición entre los diferentes paradigmas de la humanidad. El pensamiento Occidental que deviene del desarrollo cognitivo de Europa ha acaparado al mundo entero imponiendo una verdad aparentemente única y racional. Sin embargo, fuera de las grandes urbes y las academias afloran otras ontologías. Estas formas de estar y de conocer el mundo nos hablan de espacios cosmopolíticos donde el habitar esta enlazado en una red afectiva, donde el entorno es parte de la vida humana misma. La vida se desborda desde las personas a todo cuanto nos rodea y la frontera entre la naturaleza y la cultura se diluye. El umbral es este espacio en donde nos paramos a mirar estas otras verdades. El umbral es el espacio en el cual miramos y entendemos las otras categorías para establecer el diálogo. El umbral es el espacio donde las fronteras se hacen permeables y nos damos el espacio para entender. Al otro lado del umbral todo se antropomorfiza, los cerros, los ríos, animales, insectos y las cosas son personas y tienen perspectivas múltiples del habitar en la biosfera. Les humanes dejan de ser una cima en una cadena evolutiva y todo se funde en múltiples ciclos diluidos. Desde ahí una sobre cogedora humildad nos embebe y no podemos hacer más que replantear todo habitar entendiendo que el logos nos ha llevado a una línea que parecía ser ifinita. Sin embargo, navegando en la canoa vemos su fin y entendemos la necesidad de volver y desaprender las verdades de la razón.
2. ¿Con qué práctica científica te encuentras más a menudo en tu trabajo artístico o con cuál sientes mayor afinidad? ¿Por qué?
Con la antropología, especialmente con el prespectivismo. Es una llave para entender que nos ha pasado y por dónde podemos seguir caminado.
3. ¿De qué forma la obra que presentarás en la 15 Bienal se vincula con la curatoría Umbral? Explica brevemente en qué consiste tu obra.
Cantarino busca gatillar una experiencia en donde, desde las experiencia, se habrán nuevos universos sensibles que nos inviten a reflexionar cómo habitamos. Es una instalación que nace en la creación alfarera y desde las ontologías que se despliegan de esta práctica en los andes. Desde este punto de partida invita a recorrer mundos audibles de antiguas tecnologías sónicas que permitían a los contenedores cerámicos cantar y silbar. Abrazando una diversidad de conceptos aprehendidos de la etnografía y la arqueología estos cacharros y su ejecución se embeben de significados y presentan un universo cargado de intenciones que buscan generar un espacio de umbral entre el paradigma occidental que se nos ha impuesto y las ontologías indigenas que nos hereda nuestro territorio.
4. Umbral busca crear espacios de reflexión sobre el proceso constitucional, abordando las temáticas ligadas al arte, cultura, ciencia y tecnología. En esta línea, ¿cuáles consideras son los puntos que sí o sí debiese considerar la nueva constitución?
Las categorías indígenas para establecer un proceso simétrico
5. Tras el estallido social ocurrido en Chile en octubre de 2019 y, posteriormente, la llegada del COVID-19 al país en marzo de 2020, hemos transitado por un umbral hacia una nueva forma de vivir en comunidad. ¿Cómo estos últimos dos años han resonado o afectado tu manera de pensar y hacer arte?
Creo que se esta abriendo por múltiples vías la reflexión hacía un cambio de timón en el habitar. Mi obra busca generar resonancia desde esta inflexión proponiendo ideas que nacen de integrar los saberes vernáculos en nuestros procesos creativos. Desde esta performatividad me gusta asumir una postura sis-ontólogica y abrir espacios reflexivos en la socialización de la propuesta.
6. A propósito de lo anterior, ¿cuál es el rol del arte en un mundo en crisis?
Abrir espacios de reflexión y dialogo, volviendo a creer con fé que la performatividad y la instalación tienen una eficacia simbólica y una agencia que afecta activamente al entorno.