15ª BIENAL DE ARTES MEDIALES DE SANTIAGO
En este capítulo, la poeta y profesora Marión Canales recita un poema de su autoría, mientras camina por el Lazo del hechicero en Talagante. Sus palabras se cruzan con otros escritos de Leonel Lienlaf, también preparados especialmente para esta reunión.
Tras la experiencia, escribió el siguiente texto titulado «Plaza de Almas de Talagante»:
«Transitamos la Plaza Circular de Talagante y su centro neurálgico, el Punto Cero
donde el tiempo se detiene. Voy con mi libro fresquito recién publicado, el
poemario escrito hace 30 años se titula Feria Libre, Poesía, está ahora en las
manos de Leonel Lienlaf, su voz se abre paso entre los trinos leyendo el poema
La Casa justo cuando abrazo al Árbol de la Consolación.
Aquí convergen las corrientes avenidas de los cardinales, cuatro brazos que son
dos y una la dirección de los ríos, de Este a Oeste.
Río Mapocho (Mapuchunko) vadeando por lado norte hacia Poniente y río Maipo
abriéndose de Sur a Norte y vadeando por el sur hacia el Poniente: Una Cruz al
corazón de esta Plaza, como Kultrún, de Almas reflejadas en el vacío.
—Oiga… es que es difícil llenar los vacíos colgantes— me lanza don José Luis.
Tal vez no es necesario llenarlos don José Luis, el vacío también viaja en el Ser. Su
esencia es ahora. Otra forma de estar acontece en este mismo instante.
Talagante es TalaCanta: El Lazo del Hechicero, en quechua. Siempre pensé que el
fuego era el lazo. Ahora mi visión desde la altura es lo que vieron los antiguos: hilos
que brillaban rodeando el valle de TalaCanta, agua movilizándose en tiempo
detenido: El Lazo del Hechicero.
Desde el cerro de Naltagua, al lado de las minas abandonadas, la hermosa vista
que mejor aprecia el valle del Mapocho y del Maipo, los ríos con sus brazos y
abrazos de agua, los cerros dialogando con sus vecinos lejanos. El Lazo.
Nos preguntan cómo se busca un Portal. No se busca. Solo sucede, acontece el
encuentro cuando ha de ser. Lo sientes con tu cuerpo, un escalofrío te recorre antes
del entendimiento. Abrazando al anciano árbol soy oscuridad herida por su luz. Se
me hacen agua los ojos. El Lazo del Hechicero es fuego y agua; sangre y agua.
También la Poesía es un Portal.
Mi amiga Marcela Vega Vásquez conoce los cerros de Naltagua y sus historias,
como la palma de su mano. El intenso amarillo que brota por doquier le pertenece a
la tierra, nace y asciende desde la superficie en Dedales de Oro. Al otro día Marcela
volvió al lugar visitado, me comenta «que una baranda amarilla apareció de la nada
en el cerro», me muestra asombrada la foto que estaba tomando a las 5:00 PM y
claro que no se encontraba el día anterior ese pasamanos amarillo que ascendía
por el cerro.
A las 5:00 de la mañana tampoco yo me encontraba; había descendido con la
muerte de mi Pablo y transitado al Éter la luz de mi entendimiento… Un Portal se
había abierto para mí desde el Árbol de la Consolación, en la Plaza de Almas de
Talagante».